Amelie:

Amelie:
"Usted tampoco podría ser una alcachofa porque incluso las hortilizas tienen corazón"

viernes, 30 de julio de 2010

Interrail 2010

Tras un pequeño esquinazo vuelvo a resurgir y a dar vida a este blog que cuenta el delirio de mi vida.

Durante dos semanas de duras noches en estaciones y trenes, noches donde una cama se consideraba la joya más preciada. El embutido nuestro pan de cada día, el pan el más barato del lugar, tiene como conclusión migas de bimbo ,no más que meros sucedáneos de lo que se conoce propiamente como pan.

Embriagada por las aguas adriáticas, esas que sin saber porque provocaban la risa al zambullirse en ellas. La explicación más acertada será que había cuatro locas en ese mar de cristal con sueño y de todo un poco tras varios días viviendo como pequeñas mendigas perdidas por Europa.

Nunca imaginé que una bandera sirviera para tanto y es que hizo a las mil maravillas de mesa para comer, de toalla, de vestimenta para poder entrar en el Duomo ( tras intentar entrar, y no dejarnos por llevar pantalón corto y camiseta de tiras, nos ataviamos con los colores de la roja), también para evitar manchas al sentarse en el suelo… en resumen que al llegar a casa mereció un digno lavado para quitar toda la mugre arrastrada durante 12 días ondeando en nuestras mochilas.

Desde Milán a Budapest, la primera no será recordada por sus monumentos sino por los momentos vividos al ver como la Selección se proclamaba campeona del mundo, tras el triunfo baño en la fuente del castillo Sforzesco, no sin antes habernos pegado una buena ducha con la tormenta que cayó sobre nuestras seseras y ser el foco de miles de flashes de cámaras de desconocidos por haber ganado . Unas manitas “porculeras”, esas que son un amago de castañuelas con un sonido casi tan irritante como las famosas vuvucelas, que nos dieron la vida cuando ya no podíamos gritar más o cuando las fuerzas flaqueaban tras tanto tiempo en pie sin dormir… Budapest impresionante, último destino donde el cansancio se hacía patente en todas nosotras pero sacamos todo lo que nos quedaba en los adentros para irnos de fiesta, a la húngara, porque nos sentamos en parque donde se suponía que había ambiente y nos hallamos rodeadas de los mayores “colgados” del mundo, que con una embriaguez considerable se nos acercaban y nos contaban sus vidas, casi sin poder articular palabra. En fin una noche de lo más peculiar en la que para nuestro asombro amaneció antes de lo esperado( 4.30 am).

Un viaje en que aprendimos que sin dinero no se va a ningún lado pero con un poco se pueden hacer maravillas para sobrevivir durante 12 días. Intuimos como es la vida de un indigente sin ducha, con pertenencias a cuestas, con una almohada- mochila y un banco o suelo como colchón, también a poder utilizar para todo una cuchara de helado häagen dazs encontrada en uno de nuestros bolsos( de a saber cuando…) . Nos dimos cuenta de que administrar el dinero no es fácil y que un McDonals puede ser un punto de referencia para saber el nivel económico de un país, porque 12 días controlando nuestra fuerza de voluntad por no comernos ese trozo de pizza que era tan caro, o ese helado que nos quitara ese sofocante calor, o todas esas miles de tentaciones que no consiguieron sucumbir más que a nuestros ojos, que se abrían más que nunca y nos contentaban al ver todo eso que no podría ser nuestro, aunque he de decir que al final en alguna caímos embaucadas por lo que divisaban nuestros ojos y nos dimos cuenta de que, ¡hay cosas que saben a gloria!, a pesar de no ser las más sobresaliente que nuestros paladares alguna vez cataran.

Un viaje que sirvió para hacer amigos a nuestra peculiar manera… qué estamos aburridas, pues a perseguir a esos que parecen alemanes…..Ahora que como sean holandeses la hemos liado y si nos denuncian… estación: ¿ de dónde sois? Holanda…. Nuestras caras de no saber donde meternos. Encontramos la fórmula para joder fotos ajenas cuando es igual a la nuestra, meterse en ella con la bandera de por medio( solo en caso de que los copiones sean holandeses a los que les quedan ganas de abuchearnos al ver los colores de nuestra bandera, aún me pregunto el porqué de sus abucheos, cosas inexplicables…). Todo esto y mucho más en 12 días de intenso paseo por rincones variopintos de Europa.