El País de nunca jamás

En soledad pero aglutinada por un montón de gente. Incapaz de controlar el llanto que consiga llenar, por tanto el hueco que divaga dentro de la sonrisa que me sacaste a mediodía. El universo se vuelve quimérico a los ojos del tormento. Con franqueza, por ser quien eres, te diría da la vuelta y tráeme el candelabro que anoche sisaste en cuanto te dejamos solo. Busca el camino que te haga a ti mismo, forjando tu destino, eso me dijo un genio parecido al de Aladino. Fíjate en lo que haces para no cometer errores me dijo uno de los Ramones. Siéntate un rato y recobra la cordura me dijo un día la madre de Carmina. Sé tu misma me susurró Martina. Colorea el mundo a tu manera pero no dejes que nadie se meta en el camino de tus metas, musitó Martina nuevamente. No dejes que Peter Pan me deje sola le suspiré yo a mi alma, cuando esta se desgañitaba intentando hacerme ver que ya no soy lo que era, que ya no soy una niña, que el País de nunca jámas se fue para siempre. Yo sé que me quedará un trocito guardado toda la vida que me queda por delante, porque como ya dije un día, yo quiero ser una niña y que Peter Pan sea el escolta de mi psiquis cuando necesite recordar lo que no soy, aunque en mi interior así lo sienta. Que se quede conmigo jugando a hacerme creer que viviré siendo pequeña por siempre jamás, una niña perdida de las de verdad.