Amelie:

Amelie:
"Usted tampoco podría ser una alcachofa porque incluso las hortilizas tienen corazón"

miércoles, 14 de abril de 2010

La estupidez se cierne sobre mí.

Los días pasan, el tic-tac delicado del reloj se hace cada vez más presente, estudio sin ganas, nada me sacia. Enigmas en la mente ambigua, incluso en algunos casos bipolar, atípicamente extraña, simbiosis, bote de especias. Alineando el cosmos a los pies de mi hilarante, alarmante y sorprendente vida, estupefacta por las circunstancias. Al margen de todo y de nada, complicando la existencia, documentos mal escritos que valen para mucho, flor marchita, cerilla ardiente en las manos del indigente, cruel frío que le destroza por dentro. Brochetas con la cosecha del pasado, mezcla de sentimientos despilfarrados por la oquedad del ser que me inunda en el interior más profundo. Vicios inconfesables del más idiota, viñeta de Mafalda, café con leche, lee porque no queda otro remedio. Embrollo, sátira y crueldad. Vanidad sumergida de la palabra, palabra que en sí no dice nada, es nula a los oídos de los presentes. Vedada en el bingo de la vida por aquel que jugó a la ruleta y se lo llevo todo, lo mío, lo suyo , lo de los otros, lo de todos.

Aniquilar el muro que los separa, función del mago que atrapa los suspiros de la gente al alba, maldita la gracia que hace, maldita también la clave secreta de la caja en la que guardas el sombrero de paja barata. Las trampas nunca fueron buenas, pero peor lo son ahora cuando ya no hay salida, cuando al ver la falta de sueño se reduce el caché. Guasa que tiene la niña, riendo a carcajadas por la soberbia actuación del cómico con su memoria de la naturaleza varada por cualquiera de los que pasan, por aquellos que se entregan al delirio, por los que sufren cuando ya te has ido.

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